Can Marlès: enoturismo, cocina kilométro cero y alpacas

Con la escapada rural a la Hacienda La Danesa que hicimos en diciembre cuando viajamos a Ecuador, se nos despertaron estas ganas de experimentar un turismo más ecológico y sostenible, y buscar opciones en Cataluña para explorar más a fondo la región; así que decidí sorprender a Victor por su cumpleaños con la experiencia gastronómica de Can Marlès: enoturismo, cocina kilometro cero y alpacas a tan solo 1 hora de Barcelona.

Can Marlès: enoturismo, cocina kilómetro cero y alpacas

A las Bodegas Can Marlès las descubrimos en un episodio del programa catalán «Joc de Cartes» y desde ese momento nos quedamos enamorados de su filosofía: hacer crecer el Penedès a través de la elaboración de vino ecológico de calidad, enoturismo rural de alto nivel y cocina kilómetro cero.

Can Marlès es una bodega de vinos artesanos ubicada en Tarragona, rodeado de las montañas de El Montmell, y forma parte de un proyecto de recuperación de la masía catalana y su cultura, que promueve el producto auténtico de proximidad.

Ofrecen varios tipos de experiencias: alojamiento rural, recorrido por los viñedos, cata de vinos con alpacas, entre otros. Nosotros hicimos la experiencia gastronómica Co-Crea con el Chef Sergi de Meià, cuya filosofía es la cocina kilómetro cero, utilizando productos locales y de temporada, trabajando directamente con productores y elaboradores.

Experiencia gastronómica con productos de proximidad

La experiencia gastronómica Co-Crea no se trata de un menú de donde elegir, sino de una aventura en la que te entregas al placer de probar platos nuevos elaborados con productos de proximidad de primera calidad y muy bien ejecutados. En nuestro caso degustamos de 2 entradas, 3 platos principales y 1 postre, cada uno maridado con un delicioso vino ecológico de la bodega.

Además de disfrutar de cada bocado, nos sentimos muy acogidos porque al tratarse de una experiencia de grupos reducidos (éramos 15 comensales aprox.) la atención es personalizada. Lucía, la directora del proyecto, estaba ahí, cuidando y mimando a cada uno de los clientes, haciéndonos sentir como sus invitados.

Sergi nos explicaba cada uno de los platos que estábamos a punto de probar, revelando algún dato curioso sobre su preparación, ingredientes o de la gastronomía catalana. Yo quedé súper agradecida porque adaptó algunos de los platos a mis restricciones alimenticias y se acercaba a contarme personalmente cómo lo había modificado.

Junto a la bodega está el recinto donde las alpacas y cabras pasan el día, que con el fondo de las montañas, forman un paisaje perfecto para sentarse a tomar un vino como aperitivo antes de la comida.

Victor y yo disfutamos muchísimo la experiencia. Nos quedamos enamorados de las vistas, la comida y del vino, y estamos súper convencidos de regresar para la actividad de la cata de vinos y alpacas.

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